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lunes, 28 de mayo de 2012

Otro “Debate” gris y sin edecán




Quantum Político


Por: Luciano Arístides Avilés Hernández


@ourtruepower


Queda claro que más allá del formato, la producción de canal Once y la conducción de Adriana Pérez Cañedo fueron factores que incrementaron una atmósfera gris la cual marcó el canon de este “debate”. Es importante señalar que este no fue el primer ejercicio de debate entre los cuatro candidatos, el primero fue en el espacio informativo de Carmen Aristegui, el pasado 15 de mayo, en donde se desenvolvieron mucho mejor y abundaron más en los temas que se abordaron; además de sembrar las bases para el enfrentamiento entre Miguel Ángel Mancera e Isabel Miranda de Wallace. 


Sin embargo, en aquel momento pareció diluirse el enfrentamiento, al comenzar a discutir entre las tres candidatas (Beatriz Paredes, Isabel Miranda y Rosario Guerra) el papel de la política hacia las mujeres y comenzar a conceder terreno a Mancera.

En el caso de Rosario Guerra, a quien se observó visiblemente nerviosa y con dificultad para plantear sus ideas, al paso del tiempo mejoró pero no logró conectar con la gente y regresó al reproche hacia su anterior partido (PRI), repartiendo algunos cuestionamientos de menor escala al partido gobernante de la capital (PRD).


No se puede negar que el crecimiento como ente político de Isabel Miranda fue notorio desde aquel debate en MVS, aunque al principio también se le notaba nerviosa e inició con un recuento de sus spots, capitalizó adecuadamente sus participaciones, demostrando que su equipo de asesores se puso a trabajar, permitiéndole manejar más argumentos y datos y enfocar su lucha frontal con Mancera. 



De aquella mujer que levantó descontento, falta de respaldo e incluso fue subestimada por los propios correligionarios de su partido, ha crecido bajo el amparo de su incuestionable lucha social, sin embargo, no dejará de ser cuestionable su papel como candidata del partido en el gobierno (PAN), incluyendo el empleo de argumentos que ensalzaban a logros del gobierno federal.
Por su parte, Beatriz Paredes quien apareció con mayor aplomo, dejó a un lado presentaciones (segura de que es identificada) para entrar directamente en materia. Puso de manifiesto que pertenece, sin ocultarlo, al grupo de políticos tradicionales cuyos discursos son muy articulados, de lenguajes propios (incluso rebuscados) y, por supuesto, diseñados a modo; lo evidente es que no contacta con la gente, pues es propio de otras audiencias y ejemplo fiel de la más pura tradición del priísmo cuya constante recae en el viejo adagio de “mucho ruido y pocas nueces”. 


Beatriz Paredes, es la que detenta la mayor carrera política de los tres y quien representa también al partido identificado como responsables históricos de la clase política que heredó el país, aún ahora.

Miguel Ángel Mancera fue sin duda otro que inició con la tónica de Paredes, con aplomo, seguridad y saltando presentaciones, igual, dio por sentado que la gente lo identifica; fue muy evidente que también se puso a estudiar, dado que debe respaldarse con su grado de doctor y trascendió que, no sólo él, recibió asesoramiento, sin embargo, busco más el índole académico y se encontraba bien preparado, cual chico que expone su tema en la universidad. A pesar de ello, no supo responder adecuadamente o, por lo menos, suficientemente a los recurrentes cuestionamientos de la candidata del PAN y dejó a un lado el enfrentamiento tratando de contestar sobre la marcha. 



Mancera hizo gala de carisma, pero al mismo tiempo mostró al personaje construido exprofeso para su candidatura, pues su imagen de procurador es muy opuesta al ahora candidato.
Los temas se eligieron con anterioridad. No hubo cortes a las intervenciones de ninguno de los candidatos. La dinámica se respetó en todo momento, no hubo elementos distractores, ni cámaras fijas y, en tan acartonado ambiente, hasta se antojo un desatino. 


Los discursos inundados de buenas intenciones en este “debate”, al igual que el presidencial, tiene un denominador común al concluir su transmisión para el ciudadano de a pie ¿por qué nadie dijo cómo va hacer lo que propone? Enfocar sus intervenciones en un verdadero debate que dé claridad y certidumbre en la viabilidad de sus proyectos. La política mexicana, acostumbrada a la simulación, dejó otra constante en los cuadros de la televisión, cuyas pantallas han dado cuenta que es más rentable: el ring de la discusión de ideas con amplitud y profundidad.


El día de mañana se leerán, escucharán y verán criticas de acuerdo a la línea editorial de cada uno, ese mismo reclamo enfocado a quien haya que atajar, la falta de “cómos” y ausencia de respuestas. 


Sólo dos cosas a recalcar: ¿Quién gano? Las opiniones de dividirán entre dos “M”, Miranda o Mancera, pero cuando se trata de ser realista y uno se pregunte ¿Quién perdió? Sería más preciso decir que todos los habitantes del DF, principales actores en este proceso.

¿Somos los ciudadanos los principales involucrados? o ¿Somos los principales ignorados? Ambos cuestionamientos van en una misma dirección. ¿Cuál es nuestra verdadera participación como actores en esta inacabada democracia? ¿Iremos más allá de extrañar a la edecán? 



Estos cuestionamientos no deben dejar de ser resueltos por un nuevo tipo de ciudadano, aquel que decide independientemente de sus filias y fobias, de sus edades o sexos que nos merecemos mejores condiciones de vida y, por ende, una nueva clase política en dónde podamos estar bien representados y podamos participar sin vender nuestras consciencias. El sistema de partidos debe ser replanteado. 

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