El nuevo escándalo que involucra al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto –el de la casa de descanso que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, compró al empresario Juan Armando Hinojosa–, llegó a las páginas de la revista The Economist.
En su página web, el semanario publica un artículo en el que establece que el nuevo episodio que involucra ahora al ministro de Finanzas fortalece un posible conflicto de intereses del mandatario mexicano.
Titulado “Escándalo en México: Una turbia hipoteca”, el texto dice que tras la develación hecha por el diario The Wall Street Journal de la adquisición de una casa en Malinalco, Estado de México, al dueño de Grupo Higa, el mismo que vendió y rediseñó la mansión de Las Lomas a la familia presidencial, se podría generar una controversia mayor entre los más altos niveles de gobierno, pese a que Presidencia de la República niegue un posible conflicto.
El jueves 11 el diario estadounidense publicó información en el sentido de que Videgaray compró una casa de 7.5 millones de pesos en octubre de 2012 a una empresa de la firma Bienes Raíces H&G S.A, de la cual es propietario el dueño de grupo Higa.
“Sin embargo, la revelación generará controversia acerca de la relación entre el hombre en el centro de las transacciones, Juan Armando Hinojosa Cantú, propietario de H & G, y los más altos niveles de gobierno”, subraya el artículo.
The Economist refiere que se trata del segundo caso de un posible conflicto de interés –el primero fue el de la primera dama, Angélica Rivera–, y que ambos requieren ser investigados por el Congreso.
Asimismo destaca que las empresas del empresario Hinojosa han ganado contratos públicos en el Estado de México, cuando Peña era gobernador y Videgaray secretario de Finanzas estatal y cuando Peña tomó posesión como presidente en diciembre de 2012.
“Se especula que esto podría llevarse a cabo por un cuerpo a punto de ser creado por el Congreso denominado Sistema Nacional Anticorrupción. Sin embargo, ese cuerpo todavía no existe, y podría tomar meses para entrar en operación. Las organizaciones civiles expresan preocupación de que si el Congreso tiene su manera, será relativamente sin dientes”, concluye el artículo.
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