Josefina, de las hadas al terror

Por Mario Peña Guillén /Criptograma

@andropico

Pareciera que el Partido Acción Nacional está pagando por la campaña de odio lanzada en 2006 contra la entonces coalición Por el bien de todos y su abanderado, Andrés Manuel López Obrador.

A Josefina Vázquez Mota, su cuento de hadas sele  está convirtiendo en película de terror del estilo de Sé lo que hiciste el sexenio pasado. Las redes sociales han venido a revolucionar la manera de hacer política, el debate de ideas.

Los mayores fanáticos de las doctrinas panistas no lo entendieron así, no maduraron, y durante estos años de Twitter y Facebook, continuaron denostando una y otra vez al “peje loco” y sus “pejezombies”. Hoy, los platos los está pagando Josefina, quien por más que intenta dar una imagen diferente, lleva a cuestas la semilla de odio que, junto a Manuel Espino y Felipe Calderón, dejaron sembrada en sus seguidores, que hoy en día sigue floreciendo.

El México de hoy ha cambiado. 60 mil muertos o 150 mil, como dice el vecino norteño, gasolinazos, devaluación del peso de 40 por ciento, desempleo,  sueldos mágicos de seis mil pesotes mensuales, racismo como el de Carlos Talavera Leal o el del Juan Pablo Castro, son hechos que fueron abriendo los ojos del mexicano.

Y la lista puede continuar con Cecilia Romero o Molinar Horcasitas. Es tan cuantioso el fracaso del PAN. Nos dijo Felipe Calderón que AMLO ahuyentaría la inversión. Él la ahuyento, cuando iba algo mal, acusaba a la economía global de sus penas. Nunca tuvo los tamaños para conducir este país. Por más que quieran desmarcarse de Calderón, Josefina y su equipo no podrán, todo huele a continuidad.

Así que los panistas llorarán el próximo mes de julio su desgracia. Una tan grande que los dejará humillados en un tercer lugar, pese a todo el apoyo que un decadente y acabado gobierno federal pueda dar.

A manera de apunte diría que Josefina duerme con el enemigo. El ejemplo es Tres Marías. De qué tamaño es la  visión de su equipo de campaña, que no hizo un sondeo previo en el lugar, para cerciorarse de que, quienes ahí se encontraban, no le fueran arruinar el numerito a la tatemada candidata panista.