Foto: Sitio oficial Mitt Romney |
Con la victoria en Texas, Mitt Romney consiguió los delegados necesarios para ser candidato del Partido Republicano en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos.
Pero, ¿Quién es el abaderado de los conservadores en la Unión Americana? El editor de la BBC para Norteamérica, Mark Mardell, explica.
El exgobernador de Massachusets, dice el artículo, tiene el aspecto que le corresponde. Parece el tipo de hombre al que Hollywood seleccionaría para interpretar a un presidente.
Es seguro de sí mismo, elegante y apuesto, con una sonrisa fácil. El padre de la nación. La Casa Blanca espera que la foto agradable se vuelva en su contra e intentará convertir esta imagen en una debilidad del candidato republicano.
Al cruzar la línea de meta en Texas, Romney se acercó a su objetivo de convertirse en el 45º presidente de Estados Unidos en la vida real.
De acuerdo con sondeos recientes en los Estados Unidos, el actual presidente Barack Obama y Mitt Romney se encuentran en una situación de empate técnico.
No sorprende a nadie que la Casa Blanca de Obama esté lista para enfrentarse a Romney. Después de todo, siempre ha sido el favorito para alzarse con la nominación del Partido Republicano, el que los expertos más equilibrados siempre pensaron que sería el candidato republicano al final.
Pero ese final se ha hecho esperar. Ha sido una lucha amarga, agotadora, en la que los conservadores probaban un candidato tras otro para encontrar a alguien que fuera más afín a su gusto.
El problema central era que no estaban seguros de que, en su interior, Romney fuera un verdadero conservador. Lo acusaron de ser volátil en una gran cantidad de asuntos.
Esa parte importará menos a partir de ahora y su otra debilidad importará más.
Hasta ahora, el candidato republicano no ha sido capaz de inspirar. Es bueno en los debates pero es un orador irregular.
No tiene "ese punto": no es un candidato que destile carisma.
Desde el Partido Demócrata se hace hincapié en los antecedentes de Romney y en cómo labró su fortuna.
Para citar una frase de la difunta Ann Richards, exgobernadora de Texas, sobre el expresidente George W. Bush: "A veces pareciera que hubiera nacido con un pie de plata en la boca".
Cuando fracasó en su intento de conectar con los trabajadores amantes de las carreras de motor de Nascar, dijo que él no seguía ese deporte pero que alguno de sus amigos eran propietarios de equipos.
Cuando la situación con los trabajadores de las fábricas de automóviles en Detroit se complicó, dijo que les entendía porque su mujer posee un par de Cadillacs.
También dijo que le gustaba despedir trabajadores. Era una broma, que fue sacada de contexto de forma grotesca, pero es algo que un político más en sintonía con los tiempos y con sus propias vulnerabilidades no hubiera dicho.
A los estadounidenses no les disgustan los ricos. No recelan automáticamente de la gente con dinero. Pero les gusta que calcen botas de vaqueros, que hablen el lenguaje común de la calle y que se vea que son normales por dentro.
La foto más memorable de Romney (que tiene restricciones de derechos de autor enormes, por lo que Ud. no podrá verla tan a menudo como les gustaría a sus oponentes) es de un equipo de empleados de Bain Capital, la empresa privada de valores de la que fue director, con billetes de dólares llenando sus chaquetas, saliendo de los bolsillos.
El hecho de que no se vea a Romney como a un hombre del pueblo es una debilidad que el equipo de Obama explotará. Así como la forma en que gestó sus millones. La naturaleza de Bain Capital ha sido motivo de intenso debate durante meses, con sus oponentes acusando a la firma de liquidación de activos, capitalismo sin escrúpulos y despidos de trabajadores para ganar dinero fácil.
El equipo de Obama también quiere promover la imagen de Romney como alguien muy a la derecha.
No sólo conservador, sino pasado de moda. Un hombre mayor, desconectado de la realidad que traería el pasado de vuelta. En un excelente y largo artículo, el New York Magazine cita a un estratega anónimo de Obama: "Vive en los años 50, es anticuado, es retro y nosotros vamos hacia delante – esa es la idea básica".
"Si eres una mujer, hispana, joven, o te has sentido desplazada, miras a Romney y dices: 'Este hombre nos va a llevar de vuelta al pasado, y ¿sabe qué? yo nunca he sido parte de eso'".
Quizá Romney sea el tipo de hombre que habría sido elegido en un casting de Hollywood, pero en la actualidad no se parece a la mayor parte del país.
Probablemente en un éxito taquillero actual no le darían un papel de forma automática a un hombre blanco de 65 años. Esta es, en parte, la estrategia de la Casa Blanca contra Romney.
Es posible que funcione. Aún así, cada vez que observo a Romney, me parece más afinado. Puede ser que la fricción de las primarias lo haya puesto a punto, haya afilado el acero, haya hecho que sea más cuidadoso para no cortarse.
De todos modos, su equipo tiene tarea por delante. Han decidido a qué se oponen, pero no saben muy bien para qué vale su hombre.
No tanto sus políticas, sino su apariencia. No han logrado un discurso coherente que reconozca o dé respuesta a su debilidad, que esquive los golpes de Obama.
Cuando este martes de Texas quede atrás, puede ser que veamos algunas de sus respuestas.
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